


El Senado estadounidense vivió ayer una de las sesiones más tensas del año, cuando se reanudó el debate sobre el megaproyecto fiscal impulsado por el presidente Donald Trump. El paquete, que plantea una reforma masiva en impuestos, gasto social y seguridad nacional, provocó fracturas internas en el Partido Republicano, resistencia demócrata y advertencias económicas que tiñen de incertidumbre su posible aprobación esta semana.
La sesión estuvo marcada por el anuncio del senador Thom Tillis, republicano de Carolina del Norte, quien comunicó que no buscará la reelección en 2026. La decisión, dijo, fue consecuencia directa de los ataques de Trump por votar contra el proyecto. “Esta ley traiciona la promesa presidencial de proteger Medicaid”, denunció Tillis desde el pleno. El senador argumentó que 663 mil personas podrían perder cobertura médica si se recortan los fondos como está previsto.
El llamado “gran y hermoso proyecto de ley” propone alrededor de 4 billones de dólares en recortes fiscales, incluyendo la permanencia de las tasas de 2017. También impone 1.2 billones de dólares en reducciones al gasto social, lo que afecta programas como Medicaid y SNAP (cupones alimentarios), al endurecer requisitos y limitar la elegibilidad. A cambio, amplía el presupuesto para seguridad nacional y migración, con una inversión de 350 mil millones de dólares, financiada parcialmente con tarifas impuestas a inmigrantes, previamente se había acordado la reducción de tarifas a remesas a 1%.