El presidente de EE.UU., Donald Trump, celebró este viernes el funeral por su hermano menor, Robert, fallecido el 15 de agosto en Nueva York, en la Casa Blanca, donde no se veían unas exequias con el cuerpo del finado presente desde 1963 tras el asesinato del mandatario John F. Kennedy.
Más tarde, Trump, su esposa y otros integrantes de la familia acompañaron el féretro mientras era transportado del interior de la Casa Blanca desde el Pórtico Norte hasta el coche fúnebre, al ritmo de gaitas que tocaron «Abide with me», que se suele tocar en exequias.
El lunes pasado, el mandatario anunció que estaba pensando celebrar en la mansión presidencial unas exequias por su hermano.
«Eso sería, creo, un gran honor para él. Creo que se sentiría muy honrado», dijo Trump a la prensa a principios de semana.
Robert «estaba tan orgulloso de lo que hemos hecho y estamos haciendo por nuestro país -agregó-, por lo que pienso que sería adecuado» celebrar el funeral en la Casa Blanca.
Esta es la primera vez que los restos de un ciudadano sin un cargo público son llevados a la mansión presidencial para unas exequias desde 1936, cuando se celebró el funeral por Louis Howe, asesor del presidente Franklin Delano Roosevelt.