La Sala Cultural Roberto Cantoral, lugar que pisara Armando durante muchos años, dio cita a una treintena de las canciones más escuchadas y premiadas del maestro, pero sin necesidad de que hubiera una voz desde el escenario cantándolas, más que la de cada asistente en su butaca.
Martín Urieta, Presidente del Consejo Directivo de la SACM, compartió su cariño por Manzanero, quien no solo era su compañero de trabajo, sino su amigo.
«Él tenía un sentido del humor, nos decía chascarrillos, nos enseñó que la constancia y la perseverancia muchas veces superan hasta el talento, todo esto nos enseñó el maestro Manzanero».
Allí también estuvieron dos de sus hijos, María Elena y Rodrigo, quienes dieron unas palabras a la asistencia al momento de recibir el premio «La Clave de la música», uno de los más importantes para los compositores. La primera en tomar la palabra fue María Elena.