En una ocasión, refiriéndose a los más insólitos y casi ridículos enemigos de Spiderman —Gibbon, el Canguro y similares—, uno de los antagonistas le dijo: “Tú y tus supervillanos de Serie B”, una frase que Sony pareciera haber tomado muy en serio, pero interpretando el concepto de la peor manera en el intento de crear una serie de franquicias al margen del popular arácnido, dando como resultado películas apenas entretenidas, como las de la saga Venom, otras totalmente olvidables, Madam Web, y la vergonzosa Morbius. Irónicamente han anunciado la cancelación de dicho universo fílmico coincidiendo con el estreno de la que es la menos fallida de sus propuestas, Kraven: El cazador, algo que por cierto no era nada difícil de conseguir.
En Kraven: El cazador, dirigida por J.C Chandor y protagonizada por Aaron Taylor-Johnson, no se entretienen buscando algún tipo de complejidad y optan por obedecer el paso a paso dictado por la receta de las películas de acción, que se plantea como una aventura con tintes de fantasía. Pierden trascendencia omisiones, como la del motivo de la reacción del protagonista a la hora de mostrarlo en su adolescencia, frente a frente, con una fiera por primera vez, lo cual será el detonante para que se convierta en un letal depredador.
Otro ejemplo de lo anterior es cómo el protagonista obtiene el entrenamiento que se requiere para combatir a una fiera, y ya no digamos las casualidades que llevan a que la chica, que en ese momento es clave para que sobreviva, termine en la misma urbe que él e involucrada con su
sangrienta cacería de hombres.
Por otra parte, en la película el planteamiento y desarrollo de los vínculos del personaje con la naturaleza y el misticismo tribal sí se sustentan lo suficiente en el resentimiento hacia su padre, un poderoso gánster ruso, para hacer que sus motivaciones sean el motor, de genéricas, pero funcionales batallas y persecuciones con las llanuras y la urbe como escenario, luciendo espectaculares lances animalescos.
Siendo puristas del mundo de las viñetas puede gustar o no la apariencia que presentan personajes clásicos como Rhino y Camaleón, pero éstos tienen correspondencia con la ficción a la que aquí pertenecen y se van delineando de manera puntual en la trama, dentro de la que además se toman la molestia de darle algo de sentido a las referencias a cómics, como el emblemático La última cacería de Kraven (1987) y la portada del más reciente, Cazador (2018).
En el filme también, Kraven el cazador, personaje que, de origen, es un villano clásico, ahora vuelve a ser víctima del convencional afán de convertirlo en un héroe. Sin embargo, en el camino tiene los claroscuros necesarios para que se pudiera dar su posterior caída, dígase lo cuestionable de sus objetivos con pretensiones proteccionistas de las especies, y su supuesto honor y código moral, lo cual pudo haber sido congruente, entretenido y hasta interesante para una secuela, pero ya no sucederá, o al menos eso dicen. Kraven: El cazador ya se puede ver en los cines de México.