Ciudad de México. En medio de un deterioro generalizado de la economía mundial por el incremento de precios y menores ingresos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo la previsión de crecimiento de México para este año, mantuvo sin cambios la del próximo, al tiempo que no anticipa una tregua en la inflación durante los próximos 15 meses para regresar al rango objetivo del banco central.
El organismo redujo de 2.4 por ciento a 2.1 la estimación de crecimiento para la economía mexicana en 2022, pero mantuvo sin cambios, en 1.2 por ciento, la del próximo año. Los estimados del FMI distan del 2.4 y 3 por ciento, respectivamente, previstos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en los Criterios de Política Económica para 2023.
En cuanto a la inflación –como se define al aumento generalizado de precios– el organismo espera que al cierre de este año llegue a 8 por ciento y ceda sólo a 6.3 por ciento concluido el siguiente. Ambas cifras se encuentran por encima del rango objetivo del Banco de México, cuyo máximo es de 4 por ciento.
Al dar a conocer las actualizaciones de sus Perspectivas de la Economía Mundial, el organismo advierte que a nivel global “lo peor está por venir” y el próximo año se sentirá como una recesión, a medida que el rápido aumento de precios causa “graves dificultades” en los hogares, sobre todo en los más pobres.
El FMI mantuvo sin cambios, en 3.2 por ciento, su perspectiva de crecimiento global al cierre de 2022, pero redujo de 2.9 a 2.7 por ciento la del próximo año. La desaceleración esperada para 2023 se debe a que alrededor de un tercio del producto interno bruto (PIB) mundial está a un paso de la contracción entre este y el siguiente año; mientras las economías más grandes: Estados Unidos y China seguirán estancadas.
En Estados Unidos, una política monetaria más estricta reducirá el crecimiento a uno por ciento el próximo año. En China, se espera un alza de 4.4 por ciento, debido al debilitamiento del sector inmobiliario y a los continuos confinamientos; mientras en la zona euro se prevé que la crisis energética provocada por la guerra siga cobrando un alto precio y reduzca el crecimiento a 0.5 por ciento en 2023. Para algunos países miembros, como Alemania e Italia, la recesión parece inevitable, con caídas de 0.3 y 0.2 por ciento, respectivamente. Francia se libra por poco, con un crecimiento de 0.7 por ciento, al igual que el Reino Unido, excluido de la Unión Europea, con un avance de apenas 0.3 por ciento. Mejor suerte corre España, que crecerá 1.2 por ciento.
Pese a la desaceleración de la actividad económica, el FMI reconoce que las presiones sobre los precios están demostrando “ser más amplias y persistentes de lo previsto”, por lo que se espera que a nivel mundial la inflación escale a 9.5 por ciento al cierre del año, antes de que tenga un menor avance, de 4.1 por ciento, en 2024.
El organismo advierte que “el riesgo de una mala calibración de la política monetaria, fiscal o financiera ha aumentado considerablemente en medio de una gran incertidumbre y fragilidades crecientes”; por lo que “un ajuste excesivo (en las tasas de interés) corre el riesgo de llevar a la economía mundial a una recesión innecesariamente grave”.
Además de los riesgos de salidas de capital en las economías emergentes hacia inversiones en dólares, “demasiados países de bajos ingresos están en o cerca de sobreendeudamiento”, por lo que “se necesita con urgencia avanzar hacia restructuraciones ordenadas de la deuda a través del Marco Común del Grupo de los Veinte para los más afectados a fin de evitar una ola de crisis de la deuda soberana. El tiempo puede agotarse pronto”, refiere el organismo.