La nostalgia es mayor porque hoy se celebran 25 años del término de transmisiones de Chespirito y el mes próximo cumpliría 50 de transmisiones ininterrumpidas al aire, y el público ya no puede verlos.
«Me siento triste por la forma en que Roberto es tratado y valorado por quienes tenían en sus manos esta negociación. No importa si existen proyectos que involucren sus guiones o sus personajes, lo cierto es que, al cancelar las transmisiones, lo borran a él y a todos los que fuimos parte de ese gran trabajo que abrió camino cuando ni siquiera existía el concepto de la ‘globalización'», sentenció.
Para la actriz, es imposible que un fenómeno como tal se repita. Lo que más le duele es el público al que han decepcionado con la que considera, una decisión abrupta e inoportuna.
«Fuimos pioneros y nuestro esfuerzo hizo grande a una televisora y llevó el nombre de México a los lugares más lejanos. Chespirito no sólo es un programa de televisión, es todo un referente de la cultura popular latinoamericana», señala.
«Un valor que compartimos y que nos hermana. Y por si eso fuera poco, hablando del medio, es un baluarte de la televisión que ha roto todos los récords y ha traspasado todas las barreras, la del tiempo y las fronteras, incluso la del idioma, y la más difícil: la de la tecnología. Las nuevas generaciones siguen viendo el programa y les fascina».
Uno de sus compañeros de pantalla y quien dio vida a personajes como «Ñoño» y el «Señor Barriga», el actor Édgar Vivar, es positivo. Ve difícil que las historias que crearon junto a Gómez Bolaños desaparezcan del inconsciente popular.