Aunque conforme el filme avanza tal recurso va pasando a segundo término quedándose sólo en su variante impresa dentro de la ficción, resulta cautivador el impulso orgánico pletórico de nostalgia vibrante que le otorgan a un relato conmovedor y poderoso por sí mismo, los apuntes de visones al mundo análogo capturadas con una cámara casera, contextualizando y estableciendo así la vitalidad del idilio familiar que habrá de ser transgredido por la dictadura brasileña de los 70s y las desapariciones forzadas.
La minuciosa naturalidad que luce la actriz Fernanda Torres –Casa de arena (2005)-con transiciones sin excesos melodramáticos entre los matices de la resiliencia, es sin duda el gran bastión de Aún estoy aquí, película de Walter Salles –Estación central (1998), Diarios de motocicleta (2004)- que adapta la historia real de una madre de familia envuelta en la tragedia y orillada al activismo político. Sin embargo, para nada desmerece la frescura en el desempeño de los jóvenes encargados de interpretar a sus cinco hijos, quienes consiguen una empatía inmediata con el espectador, y mucho menos la cálida personalidad que consigue Selton Mello –Entierra a tus muertos (2024)- en el papel del padre y exdiputado de izquierda Rubens Paiva, la cual entre la encantadora cotidianeidad doméstica enfatiza la fatalidad a la que se encamina.
De igual forma se agradece que en los momentos más álgidos de referir los mecanismos a los que recurre el sistema que se erige impasible, se evite la literalidad apostando por lo cruento de la sugestión a través de sonidos que nutren atmósferas sombrías donde se distinguen algunas acciones de infame rutina que hacen eco de la tortura para así decirlo todo.
Quizás el único reclamo es que en un par de ocasiones la película indica llegar al final, para luego dar un salto de tiempo y retomar la narración, y aunque estos segmentos siempre aportan a la misma, debilitan un tanto la estructura y el estilo. Pese a ello Aún estoy aquí es un conmovedor y reflexivo testimonio de los estragos de los regímenes despiadados, una mirada comprometida de la necesidad de respuestas que se niega a resignarse ante la normalización de la impunidad histórica y un necesario tributo a las víctimas.
Llama la atención que, en la correspondiente ceremonia de los Premios Óscar, y tomando en cuenta algunas de las nominadas a la categoría principal, al igual que con la maravillosa Flow, le dejarán fuera conformándose sólo con incluirla en la terna a Mejor Película Internacional. Al menos Fernanda Torres si fue considerada merecidamente como Mejor Actriz, pero bueno, no es que a Aún estoy aquí le hagan demasiada falta los reconocimientos.
La película ya se encuentra en cines de México.